Me sobran los motivos por los que estar orgullosa de ser mujer. Me encanta poder combinar tantas prendas de ropa como días tiene el año hasta sentirme a gusto conmigo misma; me apasiona emocionarme con cosas tan pequeñas como un beso, un gracias o un sms a tiempo; me gusta disfrutar de un paseo, de una tarde de compras o de un domingo de sofá, manta, película y merendola, y hasta valoro tener la capacidad de empatizar y la necesidad de tragar saliva cuando escucho una mala noticia.
Hoy, 8 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Mujer y me siento más que orgullosa de pertenercer a este género. Sin embargo, esta festividad tiene que ir acompañada de una importante reflexión sobre la situación actual de la mujer en la sociedad, más allá de nuestras fronteras. Porque no deja de resultar llamativo que la mujer tenga que reivindicar en pleno siglo XXI su condición de fémina. No es cosa nuestra. No hemos pedido nunca que se nos considerara seres inferiores, que cobráramos un sueldo inferior a nuestros opuestos, que el lugar de trabajo asignado a dedo fuera el hogar o que el despacho de un directivo sólo pudieramos limpiarlo... No lo hemos pedido.
Y en estos días en los que los medios no han dejado de hacer su especial homenaje a la mujer, me rechina en los oídos escuchar en la cadena pública, TVE, los grandes avances que se han logrado en esta materia, entre otras cosas, por las acciones llevadas a cabo por el ministerio de Igualdad, dirigido por Bibiana Aído. Tema aparte, presumen de haber conseguido aprobar la nueva Ley del aborto, que sin entrar en valoraciones éticas, concede a menores de 18 años un poder de decisión que no se les otorga en el consumo de alcohol o de tabaco. Todo esto en el mismo informativo en el que se llora la muerte de la última víctima de la violencia de género.
Hace unos días recibí y firmé, con motivo de esta festividad, un escrito de Amnistía Internacional en el que se alarmaba sobre la situación de la mujer en Europa: "En Suecia, sólo el 12% de las violaciones denunciadas a la policía desemboca en juicio. En Dinamarca, el sexo sin consentimiento en el matrimonio no está penado. En Francia, una mujer muere cada tres días a manos de su pareja. En Alemania, una de cada cinco sufre violencia física o sexual, y en España, las víctimas de violencia en situación irregular, se enfrentan a una expulsión si se deciden a denunciar". Queda, sin duda, mucho por hacer.
Podemos empezar por querernos, valorarnos y ayudar a quitar esa losa de desigualdad que pesa sobre la mujer, para que en un futuro no muy lejano el Día Internacional de la Mujer podamos celebrarlo a voz en grito.
4 comentarios:
Estoy totalmente de acuerdo. Espero que algún día tengamos que dejar de reivindicar nuestra igualdad.
¡¡Felicidades por el día en que estrenas este blog, y por esa introducción tan increíble!!
Espero seguir leyendo mucho más próximamente ;)
¡Enhorabuena! Vaya post, menuda manera más estupenda de comenzar tu andadura bloggera.
¡Te deseo muchísima suerte, aunque sé que no la vas a necesitar!
Muchísimos besos
Ole! no dire mas.
que bien encontrarte a ti tambien en los mundos blogueros!!!! un besazo
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